De pequeño nunca entendí por qué, cuando en las películas de vaqueros cazaban bisontes, la manada no huía al ver caer a uno de sus miembros. Seguían pastando, con cierta tensión, pero seguían. 
De pequeño pensaba, estaba convencido, de que esa era una de las grandes diferencias entre los humanos y los animales. Porque en los valores que me habían inculcado, me limitaba a culpar al bisonte de su insolidaridad más inhumana que animal, y no al humano que disparaba sobre una manada indefensa de animales en libertad.
De pequeño. 
De mayor he vivido esa manada como una mole gris en la que uno se desdibuja y, a pesar de estar entre esa muchedumbre social de iguales, la sensación de soledad es abrumadora.

ALGO CON LO QUE NADIE HABÍA CONTADO es un libro sobrecogedor. Un texto exacto editado (muy bien editado) en un formato que permite disfrutar óptimamente de unas ilustraciones que se desbordan y por eso comienzan a contar su historia desde las guardas donde una muchedumbre grismarrónsepia, llena de humanos desdibujados, se dirige a toda prisa en un mismo sentido.

Una niña se adelanta, va más de prisa, se sale del grupo y, quizá por ello cae en un agujero del que nadie tenía noticias. Un agujero tremendo. Profundo. Tanto, que ni la escalera más larga llega al fondo para rescatarla. Porque eso sí, todo el mundo detiene su vida porque esa niña, es una niña como otra y por eso podría haber sido nuestra vecina, nuestra prima, nuestra hermana, nuestra hija. Pero no pueden sacarla. Y la sociedad entera reacciona como mejor puede, que es escribiendo cartas de ánimo, de apoyo, que dejan caer por el pozo para que la niña no se sienta sola. Pero pasa el tiempo, y la gente ocupada comienza a dudar, a tener otras preferencias, otros asuntos, otras necesidades y cada vez van siendo menos las personas que se acuerdan de la niña. La niña no entiende. Nada.

La historia sigue, pero a estas alturas las ilustraciones ya nos han empapado. Hemos pasado varias veces a ser la niña, a sentir como ella, a estar con ella. Y a ser también cada una de las personas adultas que intentan ayudar (a veces sólo desde la preocupación o la curiosidad), y escribir cartas, y dejarle comida o ropa. Y el niño que aparece, también a ser él, y a ser su madresintiempo. Y también a ser sociedad, esa masa a la que pertenecemos y participamos de su movimiento con el nuestro.
Hemos estado dentro del pozo, húmedo, oscuro y solo. Y también arriba, con el aire, con el sol. Con las prisas.

El libro hace un puente arcoíris precioso en la ilustración y en la historia, contada con un texto conciso y sin artilugios, decoros ni intenciones subjetivas. No lo necesita.

Un libro para mirar, para mirarnos, para tener tiempo: como niña, como niño, como caídos en un pozo, como persona con prisas, como sabedoresdetodaslasoluciones, como persona libre y sola. También como sociedad.

Pero ¿y el pozo?. El pozo es cualquier cosa con la que nadie había contado. Como esta pandemia que nos está descuajaringando el mundo que teníamos. Probablemente a lo largo de todos estos meses hemos sido todos los personajes que dan fuerza y vida a esta historia rotunda.

ALGO CON LO QUE NADIE HABÍA CONTADO creo que es un libro para disfrutar con tiempo, sobre todo con tiempo para luego deleitarse con el análisis, la conversación o simplemente el poso que esta historia deja. Un libro de los de tener y saberlo.
Tiene distintas lecturas y miradas según la edad y las miradas. Y seguro que resulta la mar de interesante compartirlas, porque es un libro así, de #LECTURAACOMPAÑADA o #LECTURACOMPARTIDA

¡Búscalo en tu #BIBLIOTECA! 
Este es un #LIBROPIPIRIPAO. ¡Cómo no!



P.D.: tuve la suerte de descubrir este libro de manos de su editora Raquel López en el 1º LIBROCATESSEN celebrado a principios de este 2020 en La Querida, Rodas Viejas, Salamanca. Un lujo que habrá que repetir.